Señor, en la Noche de Getsemaní,
tu corazón busca consuelo
en el regazo oscuro de las estrellas,
mientras lloras, tu llanto se une
a todas las lágrimas de la historia,
a las lágrimas de cada hombre
que en mitad de la noche, su noche,
busca respuesta a la finitud de su cuerpo.
Abre mis ojos a los hombres
que como tú se encuentran enla
soledad del Huerto de Getesemaní,
para que a pesar, de la noche,
les llenemos de la comprensión
que nace de un corazón despierto
y no adromilado al calor de las olivas.
Mirándote en el silencio dolorido
de cada hombre postrado en tierra,
desnudo y humillado,
en la más absoluta pobreza,
postrado en la cama de su enfermedad,
me pregunto, como tú: ¿Por qué?
mientras intento, compartir en esta hora,
la Amargura del Cáliz de su Angustia.
Y viendo tanto desconsuelo,
tanto dolor en el corazón del hombre,
me atrevo, en esta tu Hora,
a pedirte, Compañero del Hombre,
que enjuagues tanta lágrima,
que acompañes tanta soledad,
que transformes tanto dolor
en Esperanza y Salvación
VÍCTOR HERNÁNDEZ MAYORAL
28 de febrero de 2.010
Segundo Domingo de Cuaresma