jueves, 27 de octubre de 2011

ORACIÓN A LA VIRGEN DE LA PAZ




María, Reina de la Paz,
Haz que nos pongamos en camino
respondiendo a la invitación de tu Hijo
anunciando su Reino de Paz.
Que anunciemos este Reino,
huyendo de la tentación
de hacerlo con el poder o la guerra,
con la fuerza, con la violencia
y sí, lo hagamos, con la entrega
de nosotros mismos,
con el amor llevado hasta el extremo,
con la fuerza de la Cruz de tu Hijo.

Ayúdame, Madre, a estar siempre dispuesto,
no al triunfo fácil, a la glorias de este mundo,
y sí a la pasión y al martirio,
perdiendo, si es preciso, la vida,
por el bien, el amor y la paz.

María, Virgen de la Paz,
interce ante el Padre Dios, para que
conceda al mundo el don de la Paz,
que nos haga instrumentos de su paz
en un mundo desangrado por las divisiones,
el odio y el egoismo.

María, Madre de la Paz,
haz que el encuentro de Asís,
propiciado por el Santo Padre Benedicto XVI
favorezca el diaologo entre las diferentes religiones
y surja de él un rayo de luz
que ilumine la mente y el corazón de los hombres,
para que el rencor deje lugar al perdón,
la división, a la reconciliación,
el odio, al amor
la violencia a la masedumbre
y reine así en el mundo la Paz.

VÍCTOR HERNÁNDEZ MAYORAL
27 de octubre de 2.011.
Joranda de Oración por la Paz

domingo, 9 de octubre de 2011

ANTE EL CRISTO DEL CALVARIO


En medio de la noche,
madrugada de primavera,
apareces en mi vida,
para recordarme,
¡cómo si lo hubiera olvidado!
Mirándote en la Cruz,
que eres la única esperanza,
que puede dar sentido,
y llenar de plenitud
cada incierto día de mi vida.

Un eco, lejano,
de metal, madera y aire,
intenta penetra, sin lograrlo,
en la serenidad de tu Muerte,
¡Muerte que es vida,
muerte que es gozo
para el lama que te ama!
Penetrar, donde sólo hablan,
las heridas de tus píes y manos,
¿Acaso alguien podrá decir
nunca mejores palabras?

Cuatro hachones de cera,
pregoneros del Cirio,
que descansa esperando,
ya desde esta hora,
el alegre amanecer de la Pascua;
iluminan tu cuerpo yerto,
que ya ha dado vida,
a las flores que le acompañan,
en esta hora de muerte,
soledad y Vida.

¿Acaso necesitas más,
Cristo del Calvario,
para pregonar a los cuatro vientos,
en esta madrugada de abril,
que aunque muerto en la Cruz,
ya empiezas a vivir?


VÍCTOR HERNÁNDEZ MAYORAL

10 de octubre de 2.011