domingo, 9 de octubre de 2011

ANTE EL CRISTO DEL CALVARIO


En medio de la noche,
madrugada de primavera,
apareces en mi vida,
para recordarme,
¡cómo si lo hubiera olvidado!
Mirándote en la Cruz,
que eres la única esperanza,
que puede dar sentido,
y llenar de plenitud
cada incierto día de mi vida.

Un eco, lejano,
de metal, madera y aire,
intenta penetra, sin lograrlo,
en la serenidad de tu Muerte,
¡Muerte que es vida,
muerte que es gozo
para el lama que te ama!
Penetrar, donde sólo hablan,
las heridas de tus píes y manos,
¿Acaso alguien podrá decir
nunca mejores palabras?

Cuatro hachones de cera,
pregoneros del Cirio,
que descansa esperando,
ya desde esta hora,
el alegre amanecer de la Pascua;
iluminan tu cuerpo yerto,
que ya ha dado vida,
a las flores que le acompañan,
en esta hora de muerte,
soledad y Vida.

¿Acaso necesitas más,
Cristo del Calvario,
para pregonar a los cuatro vientos,
en esta madrugada de abril,
que aunque muerto en la Cruz,
ya empiezas a vivir?


VÍCTOR HERNÁNDEZ MAYORAL

10 de octubre de 2.011

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