lunes, 22 de febrero de 2010

ANTE EL SEÑOR DE LA SALUD. PRIMER LUNES DE CUARESMA.



Jesús de la Salud, tú conoces mi corazón,
por que tú cuidas de él
desde que nació, lo proteges y le hablas,
aunque muchas veces, rebelde, intente alejarse de ti.

Tú, Señor de la Salud, comprendes mi dolor,
lo haces tuyo, lo compartes, le das vida.
Cada lágrima mía, es una gota de tu sangre,
cada dolor un golpe de tu Flagelación,
cada burla, una espina de tu corona,
y cada clamor, tu voz que grita de nuevo:
"Tuyo soy, Padre, en tus manos estoy".

Hoy miro la Cruz donde yaces,
desde la perspectiva de una nueva Cuaresma,
de este Primer lunes de este tiempo de penitencia,
que me recuerda los últimos pasos de tu vida,
tu Camino hacía la Cruz, hacía la Resurrección.

Y te veo, Señor de la Salud,
como el amigo siempre pediente,
como el hermano o el padre,
que conoce la debilidad de mis fuerzas,
comprensivo,
pendiente de dar el calor de tu amor,
siempre dispuesto al perdón.

Y mirándote e la Cruz,
Palabra Suprema de Amor
y mirando mi corazón,
obra imperfecta del Padre,
sólo puedo pedir perdón,
perdón por mis ofensas,
perdón por alejarme de ti,
perdón por abandonar tu gracia,
perdón por no saber perdonar,
perdón por cada lágrima,
por cada palabra mal dicha,
por cada vacío que hago al amigo,
por despreocuparme de ti.

Y te pido que limpies mi heridas.
y sanes mi corazón del odio,
de la sobervia,
de la sinrazón que es vivir,
creyendose grande,
creyendose el mejor,
creyendose Tu.

Pedirte qie imprimas en él,
las llagas de tu Pasión
para que sea, en todo momento,
un Corazón como el Tuyo,
traspasado de amor.

VÍCTOR HERNÁNDEZ MAYORAL
22 de febrero de 2.010
Primer Lunes de Cuaresma
Vía Crucis del Consejo de Hermandades de Sevilla

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