lunes, 1 de marzo de 2010

DOMINGO DE RAMOS: LA COFRADÍA DE LA PAZ EN EL PARQUE DE MARÍA LUISA

Aún, sin concluir la mañana del Domingo de Ramos, en el reloj Cofrade, comienza a hacerse realidad el Sueño Cofrade. Los pies doloridos por los zapatos recién estrenados. En el bolsillo de la americana o en el bolso, el Llamador, el Nazareno o cualquier otro programa de mano con una estampa de alguna de las imágenes visitadas en la mañana, hace esta tarde las veces de marcapáginas. Sobre el pecho, las medallas de este día, lazos de tela, anagramas, escudos que son recuerdos de las Cofradías visitadas en sus templos a lo largo de la mañana.
A primera hora de la tarde del primer día del tiempo soñado por la ciudad, el Parque de María Luisa se convierte en escenario de la Primera Estación de la Pasión de Sevilla.
Del Porvenir, en esta tarde de Palmas y Ramos, llega una corriente blanca, inmaculada. El suelo del Parque se puebla del mismo color que orna los naranjos de sus jardines, el azahar. Es el extreno primaveral más hermoso. El ároma del azahar se mezcla con el del incienso, sin duda azahar e incienso son la mejor definición arómatica de la ciudad durante la Semana Santa.
La Cruz de guía de la Hermandad de la Paz rompe la primavera, precedida por la sección montada de Clarines de la misma Hermandad, militares de uniforme, devotos hermanos de sus titulares, que anuncian al Parque y a la Ciudad que la primera Cruz de Guía llama a sus puertas, mientras puebla el aire de esta primaveral tarde, notas quie entrelazadas forman marchas, marchas que buscan la Campana, Sierpes, la Plaza, la Avenida, la Catedral, aunque saben que ellos nunca podrán entrar en el primer templo hispalense para realizar su estación de penitencia y dejaran huerfana a la Cruz de Guía en la Plaza Nueva, poco antes de entrar en la Campana.
Un niño que contempla el discurrir de la Hermandad, se suelta de la mano de su madre, se aproxima a un nazareno, pequeño, como él; le tira de la manga de su túnica y pregunta: "Nazareno, nazareno, ¿tienes estampitas?" Y el penitente ocultando su rostro en la tela del antifaz que cubre su cara, sonríe, mañana será él, el niño que pida estampitas a otros nazarenos de alguna cofradia del Lunes Santo. Y por se niño, como él lo es, saca de su túnica una, y el niño sin dar las gracias, vuelve donde están sus padres y victorioso le muestra la primera estampa de esta Nueva Semana Santa.
En este Parque sevillano, Jardín de Pilatos, dos sayones cargan al Señor de la Victoria con la Cruz, mientras Caifas contempla y aprueba la escena y el Señor alza al cielo sus ojos buscando en ese cielo sevillano el rostro del Padre: "Aquí estoy para hacer tu voluntad".
Y en el bullicio del Jardín una banda interpreta una marcha al Señor de la Victoria que marca el paso de los costaleros que dirige un capataz.
Nuevos tramos de nazarenos y más niños buscando estampitas.
Cuatro ciriales anuncian la llegada de la primera Dolorosa Sevillana, del primer Palio de esta nueva Semana Santa: Nuestra Señora de la Paz, blanca ella, blanco el palio como el resto de la hermandad.
Los costaleros mecen a la Señora al ritmo de una marcha a ella dedicada, lentamente María pisa la alfombra de cera bordada con los cirios de los penitentes, de su hermanos nazarenos. ¿Hay acaso alfombra más hermosa que esta que cada Domingo de Ramos tus hermanos tegen, desde el Barrio del Provenir, para ti Virgen y Madre de la Paz?
VÍCTOR HERNÁNDEZ MAYORAL
1 de marzo de 2.010

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